top of page

La Negación en el Proceso de Duelo: Comprendiendo la Primera Etapa de la Pérdida

Actualizado: 11 abr




El duelo es un camino complejo, una travesía emocional en la que cada persona avanza a su propio ritmo. Dentro de este proceso, la negación es una de las primeras etapas que experimentamos tras la pérdida de un ser querido. Esta fase no es simplemente una negativa consciente a aceptar la realidad, sino un mecanismo de defensa natural que nos protege del impacto abrumador de la ausencia.



¿Por qué aparece la negación?


Cuando enfrentamos la muerte de alguien cercano, nuestra mente y corazón entran en estado de shock. Es como si la realidad se volviera irreal. A menudo, las personas expresan frases como: “No puedo creer que haya muerto” o “Siento que en cualquier momento entrará por la puerta”. Este no es un acto consciente de rechazo a la realidad, sino una respuesta protectora de nuestra psique, que nos permite dosificar el dolor para que podamos procesarlo poco a poco.



Los efectos de la negación en nuestra vida diaria


En esta etapa, podemos sentirnos paralizados, insensibles o como si estuviéramos viviendo en una especie de niebla emocional. El mundo puede parecer absurdo y sin sentido. Nos preguntamos cómo podemos seguir adelante o si siquiera deberíamos hacerlo. Muchas veces, el simple hecho de pasar los días se convierte en un reto.

Es común que las personas en duelo repitan una y otra vez la historia de su pérdida. Esto no es una señal de que no están avanzando, sino una estrategia inconsciente para procesar la realidad. Es como si el cerebro necesitara revivir el momento una y otra vez para poder asimilar lo sucedido.



El cuestionamiento de la realidad


En esta etapa, también surgen muchas preguntas:

  • ¿Es cierto lo que ha pasado?

  • ¿Realmente ya no está?

  • ¿Es posible que todo sea un error?


Nos encontramos en una especie de diálogo interno en el que tratamos de entender y darle sentido a la pérdida. La mente busca respuestas, intentando hallar explicaciones que de alguna forma amortigüen el impacto emocional.



El fin de la negación y el inicio de la aceptación


Poco a poco, la negación comienza a disiparse y la realidad se instala. Es en este punto cuando las emociones reprimidas emergen con fuerza. Empiezan a aparecer preguntas más profundas:

  • ¿Por qué sucedió esto?

  • ¿Pudo haberse evitado?

  • ¿Tenía que pasar de esta manera?


Conforme estas preguntas surgen, nuestra mente empieza a aceptar la irreversibilidad de la muerte. La persona amada no volverá, y esta certeza, aunque dolorosa, es un paso crucial hacia la sanación. En este proceso, nos volvemos más fuertes sin darnos cuenta, avanzando de manera paulatina hacia la aceptación y la reconstrucción de nuestra vida.



Aceptar no significa olvidar


Es importante destacar que aceptar la pérdida no implica olvidar a la persona que falleció ni minimizar su importancia en nuestra vida. En realidad, significa aprender a vivir con su ausencia, encontrar nuevas formas de honrar su memoria y permitirnos seguir adelante con amor y gratitud.


Si estás atravesando esta etapa, recuerda que es un proceso normal y necesario. No te apresures ni te exijas “superarlo” rápidamente. Date el tiempo que necesites para asimilar tu pérdida y, si lo consideras necesario, busca apoyo en familiares, amigos o en un profesional especializado en duelo.


La negación no es el fin del camino, sino el primer paso en la travesía de la sanación. Permítete sentir, reflexionar y, sobre todo, darte el espacio para sanar a tu propio ritmo.


Comments


bottom of page